Como alguien me dijo que me iban a invitar a hablar, vine preparado.
Hace ya unos cuantos años, quizás 14 o 15, se organizó en
Participaron José Pedro Barrán, José Pedro Díaz,
Deben haber existido otros intentos similares en
A pesar del temor ante una propuesta similar, las conferencias y los cambios de opiniones que se dieron allí, tuvieron repercusión, y podríamos decir que se generó a partir de entonces un movimiento silencioso que se ramificó por varios lugares, y esperemos que así siga.
A
Si bien la mayoría lo sabe, es interesante recordar o repasar, algunos cambios que sufrieron
Cuando ingresé a
“En las facultades de Medicina aspiran a que se enseñe hiper-exacta fisiología o química superferolítica; pero tal vez en ninguna del mundo se ocupa nadie en serio de pensar que es hoy ser un buen médico, cuál debe ser el tipo de modelo de médico actual. La profesión, que después de la cultura es lo más urgente, se deja a la buena de Dios.” Y dice luego: “Es preciso que el hombre de ciencia deje de ser lo que hoy es con deplorable frecuencia: un bárbaro que sabe mucho de una cosa.”
¿Por qué recordar estas cosas? Porque aquel curso retomó de alguna manera el viejo sentir universitario, esencialmente humanitario, centrado sobre la cultura. Parte de lo dicho por los participantes, quedó escrito en una publicación, y valgan los siguientes comentarios como ejemplo. Marcos decía: “Los problemas de la salud y de la enfermedad no son problemas médicos, sino que son problemas culturales, que hay que abordar desde distintas perspectivas.” En la misma línea de pensamiento Marcelo destacaba la importancia “de que el aprendizaje de la medicina no tenga solo que ver con la medicina en sus aspectos técnicos, sino que tenga que ver con la cultura” , sobre todo en un momento de explosión de la tecnología.
Vuelvo a la pregunta ¿Por qué recordar estas cosas? Porque en el caso del trabajo de Laura creo que todo esto está presente. Apuntó a la profesión más que a la química superferolítica, jerarquizó un determinado modelo de médico, centrado por su humanidad. La psicología la ayudó porque es una materia en donde el otro no es una cosa, sino un ser humano como el propio observador.
Yo no sé despedir a las personas, creo además que eso es imposible, por lo que esto no tiene nada que ver con una despedida. Pretendo marcar y rescatar una línea de trabajo de Laura, que tiene raíces muy profundas en la propia historia de la universidad, y que desde mi óptica veo como un aporte fundamental para las actuales generaciones. Esto no es simplemente un reconocimiento, sino la aceptación de un compromiso, de una tarea que debemos proseguir.
Para finalizar recojo un trozo de La invitación a la ética de Fernando Savater, que está en la misma línea del quehacer de Laura: “Lo que reconozco en el otro, para mi vez ser reconocido del mismo modo, es su humanidad, o sea, lo que tiene de perpetua ofrenda a lo posible”.
Muchas gracias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario