El viernes 24 de julio tuvo lugar en horas de la mañana un acto académico en ocasión del retiro de la Dra. Schwartzmann de la Dirección del Departamento de Psicología Médica de la Facultad de Medicina.
Al evento concurrieron autoridades de la Facultad de Medicina y del Hospital de Clínicas, profesores y jefes de servicio de los Departamentos del Hospital.
Constó con los aportes de distinguidos expositores:
La Prof. Agda. Dra. Alicia Canetti se refirió a la trayectoria del Grupo Interdisciplinario de Estudios Psicosociales (GIEP)
El Prof. Emérito Académico Dr. Dante Petrucelli se refirió a la importancia de los profesionales de la salud mental en los equipos interdisciplinarios
El Prof. Agdo Dr. Álvaro Díaz Berenguer expuso sobre la importancia de incorporar las humanidades a la enseñanza de la medicina. Esta exposición se encuentra publicada en este blog.
Como alguien me dijo que me iban a invitar a hablar, vine preparado.
Hace ya unos cuantos años, quizás 14 o 15, se organizó en la Clínica Médica del Hospital Pasteur de la Prof. Rosa Niski, en conjuto con el Depatamento de Psicología, una serie de conferencias que se englobaron bajo el título de “Curso extracurricular”. Se pretendía abarcar temas que tocaban el quehacer médico desde distintos ángulos, pero fundamentalmente desde disciplinas de la Humanidades.
Participaron José Pedro Barrán, José Pedro Díaz, Carlos Maggi, Marcelo Viñar, Marcos Lijtenstein, seguramente me olvido de algunos. Uno de los impulsores entusiastas de la propuesta fue alguien a quienes Uds. conocen, la Dra. Laura Scwartzmann.
Deben haber existido otros intentos similares en la Facultad de Medicina, pero lo cierto que fue algo extraño para la costumbre de una clínica médica: dar cabida a las Humanidades en el ámbito de la rigurosidad científica.
A pesar del temor ante una propuesta similar, las conferencias y los cambios de opiniones que se dieron allí, tuvieron repercusión, y podríamos decir que se generó a partir de entonces un movimiento silencioso que se ramificó por varios lugares, y esperemos que así siga.
A la Facultad aún le hace falta humanidad, y el trabajo de Laura ha operado en este camino tan necesario.
Si bien la mayoría lo sabe, es interesante recordar o repasar, algunos cambios que sufrieron la Universidades.
Su historia comienza en Europa durante la Edad Media (a partir de los siglos XI y XII, cuando todavía no existía la imprenta) en Salerno, Bolonia, París, Oxford, Salamanca. En aquel entonces el núcleo de la formación universitaria estaba vinculado con la religión católica; sus materias básicas eran Teología, Derecho, Medicina y Filosofía. Era tan importante el estudio teológico, como el filosófico como el de la medicina. Tenían una organización comunitaria particular de donde su nombre que deriva de “totalidad”. Las Universidades se expandieron por todo el mundo, siguiendo muchas veces al proceso evangelizador. Nosotros en Latinoamérica, recibimos fundamentalmente la influencia de la universidad Española, de Salamanca, pero con el avance del conocimiento y del método para conocer, la Universidad alemana del siglo XIX ganó un espacio importante desplazando aquel núcleo de la enseñanza, que ubicaba a universitario en el mundo, reemplazándolo con las ciencias. El espíritu científico rápidamente se expandió por todo el mundo, fragmentando el conocimiento con un destino utilitario. Ortega y Gasset (el filósofo español) afirma ya en 1930, que la Universidad Alemana, con su culto a la Ciencia y a la Investigación científica, había producido la desintegración cultural del hombre moderno.
Cuando ingresé a la Facultad de Medicina mi padre me regaló un ejemplar de La Misión de la Universidad, en donde Ortega propone que la Ciencia y la Investigación son tareas a desarrollar por la Universidad de tal forma, que no absorban el centro ni usurpen la auténtica misión de esta, que es la Cultura. Allí dice (cito textual):
“En las facultades de Medicina aspiran a que se enseñe hiper-exacta fisiología o química superferolítica; pero tal vez en ninguna del mundo se ocupa nadie en serio de pensar que es hoy ser un buen médico, cuál debe ser el tipo de modelo de médico actual. La profesión, que después de la cultura es lo más urgente, se deja a la buena de Dios.” Y dice luego: “Es preciso que el hombre de ciencia deje de ser lo que hoy es con deplorable frecuencia: un bárbaro que sabe mucho de una cosa.”
¿Por qué recordar estas cosas? Porque aquel curso retomó de alguna manera el viejo sentir universitario, esencialmente humanitario, centrado sobre la cultura. Parte de lo dicho por los participantes, quedó escrito en una publicación, y valgan los siguientes comentarios como ejemplo. Marcos decía: “Los problemas de la salud y de la enfermedad no son problemas médicos, sino que son problemas culturales, que hay que abordar desde distintas perspectivas.” En la misma línea de pensamiento Marcelo destacaba la importancia “de que el aprendizaje de la medicina no tenga solo que ver con la medicina en sus aspectos técnicos, sino que tenga que ver con la cultura” , sobre todo en un momento de explosión de la tecnología.
Vuelvo a la pregunta ¿Por qué recordar estas cosas? Porque en el caso del trabajo de Laura creo que todo esto está presente. Apuntó a la profesión más que a la química superferolítica, jerarquizó un determinado modelo de médico, centrado por su humanidad. La psicología la ayudó porque es una materia en donde el otro no es una cosa, sino un ser humano como el propio observador.
Yo no sé despedir a las personas, creo además que eso es imposible, por lo que esto no tiene nada que ver con una despedida. Pretendo marcar y rescatar una línea de trabajo de Laura, que tiene raíces muy profundas en la propia historia de la universidad, y que desde mi óptica veo como un aporte fundamental para las actuales generaciones. Esto no es simplemente un reconocimiento, sino la aceptación de un compromiso, de una tarea que debemos proseguir.
Para finalizar recojo un trozo de La invitación a la ética de Fernando Savater, que está en la misma línea del quehacer de Laura: “Lo que reconozco en el otro, para mi vez ser reconocido del mismo modo, es su humanidad, o sea, lo que tiene de perpetua ofrenda a lo posible”.