por Graciela Porley
La débil luz de la luna delgada
acaricia apenas el oscuro río.
Pasan las horas. El sol la suple.
Amanece en Costanera Sur:
aguas marrones, barro chamuscado
olas en forma de puntilla juguetona.
Detrás el horizonte es plano.
Una pausa extensa me rodea.
Aún siento su aroma aunque estoy lejos.
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